Lograr la universalización del acceso al saneamiento es mirar hacia quien más lo necesita

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Los Derechos Humanos al Agua y al Saneamiento (DHAS) están lejos de ser respetados, incluso después de 12 años de su reconocimiento por la ONU. Casi la mitad de la población mundial no tiene una recolección de aguas servidas adecuada. Las personas en áreas urbanas precarias, zonas rurales y comunidades empobrecidas no acceden a estos servicios que, según el actual Relator Especial de la ONU para los DHAS, Pedro Arrojo, son esenciales para la democracia.

En una entrevista con la IAS, Arrojo recordó que el plazo del Objetivo de Desarrollo Sostenible 6de garantizar, para 2030, la disponibilidad y la gestión sostenible del agua potable y el saneamiento para todos, ya está a la mitad del plazo, y solo una cuarta parte de las metas se cumplieron. 

Entienda
En septiembre de 2015, Brasil y otros 192 países miembros de las Naciones Unidas adoptaron la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Esta, tiene como objetivo elevar el desarrollo del mundo y mejorar la calidad de vida de todas las personas. Para ello, se establecieron 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y 169 metas, conformando una agenda mundial para la construcción e implementación de políticas públicas destinadas a guiar a la humanidad hasta 2030. El ODS 6 dice acerca de asegurar la disponibilidad y gestión sostenible del agua y saneamiento para todas y todos. En Brasil, de las 8 metas del ODS 6, seis están en retroceso y dos amenazadas. Cerca de 36,6 millones de brasileños aún no tienen acceso al servicio de abastecimiento de agua potable y solo el 50,8 % de los desechos sanitarios son

Arrojo defiende la inversión en soluciones que necesiten de menor aporte financiero y técnico, sobre todo para las poblaciones alejadas de los grandes centros urbanos. Asimismo, destaca el protagonismo e involucramiento de las mujeres, que son los principales personajes en la lucha por mejores condiciones de vida en sus comunidades. El relator alerta, además, sobre la urgencia del cuidado con el medioambiente y la preservación de los ecosistemas, sobre todo ante la emergencia impuesta por el cambio climático.

El español Pedro Arrojo fue nombrado relator en 2020, en sustitución del brasileño Léo Heller, que ocupó el cargo entre 2014 y 2020. Es doctor en Física y profesor emérito de Análisis Económico. Entre los temas destacados de su mandato están el enfrentamiento de los riesgos a los DHAE derivados del cambio climático y pandemias, como la de la COVID-19.

Su lucha por cambios en la política de gestión del agua en España fue reconocida por el Premio Goldman de Medioambiente, considerado el “Nobel de la Ecología", en 2003.

¿Qué hace un Relator de la ONU? 
El Consejo de Derechos Humanos de la ONU nombra a un experto cada seis años como relator especial. Los relatores hacen visitas a los países y se reúnen en asambleas y reuniones extraordinarias para definir metas para la garantía del derecho que observan. Les corresponde vigilar, asesorar y publicar información sobre el cumplimiento del derecho humano para el que fue designado. En esta serie, hablamos con los relatores especiales sobre los derechos humanos al agua y al saneamiento.

El uso de baños es un tema tabú

De acuerdo con el relator, es fácil hablar sobre el agua, siempre que el asunto no incluya baños. "Hablar de agua no es un problema. Se entiende rápido, pero abordar las necesidades vitales relacionadas con el baño causa vergüenza debido a las normas culturales y el tema termina siendo excluido de la conversación", sostiene Arrojo. Por lo tanto, la ONU enfatiza la necesidad de abordar el acceso a los baños

"La provisión de instalaciones en condiciones de privacidad y seguridad para satisfacer nuestras necesidades está cubierta por el derecho humano al saneamiento. No disponer de ese espacio en el ambiente doméstico, supone defecar al aire libre en condiciones a menudo insalubres", resalta. Para Arrojo, el baño es la comprensión más básica y elemental de este derecho.

"Hay que incluir las necesidades de higiene menstrual de las mujeres, que constituyen el 50 % de la población mundial, y la atención a los ríos y acuíferos porque es una obligación, es una responsabilidad de cada uno, de municipios y estados, garantizar que las aguas residuales que retornan a los ríos y acuíferos estén tratadas, de lo contrario, ponemos en riesgo, matamos la salud de los ecosistemas. No solo de los ecosistemas, sino también la salud y la vida de las personas".  

"El Déficit financiero no justifica la lentitud hacia la universalización"

El relator afirma que es falso el argumento de déficit financiero por parte de los países para justificar la lentitud hacia la universalización del acceso a los DHAS. "Con él, nos invitan a la financiación de los servicios de saneamiento, como diciendo, debe ser el capital financiero privado el que venga a socorrernos en este desafío. El capital financiero no tiene como objetivo satisfacer los derechos humanos de esos miles de millones de personas que no tienen desagües, cloacas o agua potable. Son personas en situación de elevada pobreza y marginación. No son negocios para estos grandes capitales".

Para Arrojo, no se puede usar actualmente el mismo argumento utilizado en 2008, ante la crisis económica en la época, en que "se impusieron las equivocadas llamadas estrategias de austeridad, colocando todos los fondos públicos disponibles para salvar de la quiebra a los mismos bancos que habían creado para nosotros la crisis financiera y económica", critica.

Según el relator, ahora hay abundantes fondos públicos. "De hecho, estamos hablando del Green New Deal, de nuevo, hay fondos públicos importantes, en todos los países más desarrollados. La cuestión es si queremos dedicar una parte significativa de estos fondos públicos a acelerar el paso para cumplir con el acceso universal al agua potable y al saneamiento. Ello, para fortalecer los sistemas públicos de salud, que son uno de los grandes consensos que el sufrimiento de la pandemia ha generado en el mundo, la necesidad de revigorar los sistemas sanitarios y, por lo tanto, los servicios de agua y saneamiento de estos sistemas públicos de salud”.

"Necesitamos este servicio, un desafío democrático, global y nacional de dignidad democrática, y no un pretendido espacio de negocios. Insisto en ello con los gobiernos. Es un problema de decisión política. Y las personas, los pueblos, la ciudadanía, por encima de las convicciones ideológicas o partidarias están pidiendo que esta sea una prioridad y que una parte significativa de sus fondos públicos que hoy están disponibles se dedique a ese desafío”.

Soluciones descentralizadas de saneamiento

Fortalecer el saneamiento básico de abajo hacia arriba, desde el territorio, creando sistemas descentralizados más accesibles y gestionados por la comunidad es uno de los pasos para garantizar la universalización del saneamiento sin dejar a nadie atrás. Por lo tanto, según Arrojo, es necesario salir de la escala de grandes obras, como extensas redes centralizadas de cloacas, y crear tecnologías de depuración y de saneamiento extensivo que sean gestionadas por las propias comunidades, que respeten la naturaleza del territorio y sean viables financieramente. 

"No necesitamos grandes sistemas de cloacas y alcantarillado, eso es lo que necesitan las grandes ciudades. Pero las grandes ciudades también tienen suficientes medios y riquezas para desarrollarse. Por lo tanto, yo creo que la ONU, los gobiernos, el Banco Mundial deben intervenir con ayuda financiera y apoyo tecnológico, pero en tecnologías que respondan a las características a nivel del territorio y de sus comunidades", detalla.

El relator de la ONU exalta el papel de liderazgo de la comunidad, incluyendo a las mujeres como protagonistas en el manejo de los sistemas descentralizados de saneamiento. "Si queremos acelerar el paso, pensemos en qué sectores sociales son más urgentes. Son las comunidades empobrecidas las que sufren las peores consecuencias de la no realización de los DHAS. Y están haciendo los mayores esfuerzos para que sus familias y comunidades tengan acceso al agua y al saneamiento. Y digo más: “Denle fuerza a las mujeres y a las niñas para que aceleren el ritmo. ¡Y van a acelerarlo!”